Al son del acordeón

Concierto de Bowerbirds. Rotown / Rotterdam, septiembre 2008

De carambola. A pedido de un incongruente one-timer cae el disco de la banda esta, que como tanta vaina que me bajo, le doy un chance, a ver que tal y si a lo mejor tampoco esta mal y no se pierde nada escuchando y cosas por el estilo. Y, oh sorpresa, gustan a primeras. Pop-folk sureño de los buenos. Como si Andrew Bird hubiese vuelto a sus raíces. O como unos Bon Iver menos tristes. Y, para terminar la faena, descubrimiento de banda y punto extra al verlos programados en la Rotown.

Intento fallido de animar el personal de mi ocasional trabajo de que me hagan la taba. Creo estar condenado a ir a todo concierto so-lonely. Una lasagna vegetariana en el mismo sitio (que también es restaurant, que no esta mal, además de ser económicamente razonable, de acuerdo a estándares holandeses, se entiende) como preámbulo y un entretenido por momentos Tom Brosseau, que al mismo tiempo me trajo a memoria que alguna vez me bajé algún disco de él, el mismo que seguramente recaló en algún rincón del disco duro externo. Musicalmente un tanto monótono, aunque animara al personal con interacciones tales como improvisar un blues con un perro imaginario. Yo mientras andaba con un ojo en el escenario y otro en mi bici plegable que me obligaron a dejar al lado de la puerta de acceso.

Y de allí, los Bowerbirds. Formato trío, guitarra, violín, bombo rotativo y acordeón. Y qué acordeón! (Ejem, recobremos la compostura). Es que además la niña aquella, aparte de ser muy ducha con el instrumento de marras, le hacía una gran segunda a quien sin duda es el puntal, Mr. Phil Moore, con una voz que más de un cantautor debería envidiar. Y el del violín, pues, en lo suyo. Bur oak, Hooves, In our talons, Human hands, My oldest memory, Slow down, Olive hearts fueron cayendo y confirmando que al álbum en cuestión no le sobra tema alguno. La velada además nos serviría para constatar que tal producción no pertenece al año en curso si no al anterior, que, como suele pasar, se distribuye en las Europas tardíamente. Porque además se tocaron unas cuentas más del nuevo disco, a caer entes que este 2008 se acabe del todo. O al menos eso dicen. Canciones nuevas que tal vez no sean tan buenas como el debut. Y en donde Beth Tacular, la niña en cuestión, toma la primera voz por momentos, con resultados tal vez menos convincentes. Se lo perdonamos, de todas formas.