Primavera Sound 2005. Forum / BCN mayo 2005
Heme aquí, reportando esta segunda experiencia en este festival que cada año crece y se pone mejor. Como alguno de ustedes recordará, el año anterior tuve que conformarme con ver los conciertos principales desde afuera, subido en una banca y pudiendo distinguir, a lo lejos, a gente de la talla de Franz Ferdinand, Primal Scream, P.J. Harvey, Wilco o Pixies. Pues bien, este año mis posibilidades económicas mejoraron un tanto y alcancé a pagarme... el primer día del citado festival (el mas barato, que no el menor en calidad de cartel). Esta vez se utilizaron por primera vez las instalaciones del famoso Forum.
Jueves 26 mayo
Fecha de inicio del ajetreo, empezando la faena oyendo a uno de estos tantos cantautores locales a los que se les revienta mucho cohete, sin que uno sepa bien por qué. Xavier Baró estuvo para el bostezo. Siguieron unos empeñosos pero repetitivos Art Brut, que al menos consiguieron atraer un poco mas al respetable. Y de allí empezó lo bueno. Turno a Maxïmo Park, una de las sensaciones del momento, sin salirse demasiado por derroteros marcados por gente como los anteriormente citados Franz Ferdinand o Bloc Party, pero con un album debut que, a juicio de este servidor, logra mejores resultados que ambos (siendo la diferencia mucho mayor si la comparación es con mamarrachos como Futureheads, Kaiser Chiefs o The Bravery). La banda de Newcastle mezcla influencias de bandas punk emblemáticas como The Jam o The Stranglers, con ochenteras como The Smiths o los primeros XTC. Y en el directo lo demostraron todo, ante un público que en su mayoría los desconocía. Desde su salida Paul Smith (frontman del grupo) se comió el escenario, con sus gesticulaciones y bailes peculiares (por llamarlos de alguna forma), dando forma a temas como Apply some pleassure, Limassol, The coast is always changing, Once,a glimpse, Postcard of a painting, entre otros. Todo esto junto a la descarga de energía del resto de la banda, donde el tecladista Lukas Wooler marcaba también la pauta. Al término de ellos, venía el plato fuerte, la apuesta a seguro. La banda revelación del año pasado: The Arcade Fire. No hubo que esperar mucho para verlos, a ellos mismos, conectar sus diversos instrumentos y hacer las pruebas de sonido. Momento en que ya el espacio estaba casi colmado de gente. Y la gente se rindió a los canadienses, al menos desde donde yo estaba, muy cerca (tal vez demasiado) al escenario. No dejó de sorprenderme la cantidad de fans que esta banda atrajo. Tanto así que hasta se armaron pogos en los momentos más álgidos, como cuando se dejaron oir Neighborhood #1 (Tunnels) o Neighborhood #2 (Laika). Algún que otro problema de sonido no melló en un concierto para el recuerdo. Y si a uno se le queda la performance de Smith en la banda anterior, en esta me quedo con la de Régine Chassagne y su baile de robot en Haiti, o las baquetas de Tim Kingsbury, dándole a la estructura del escenario en Laika.
Luego vinieron Los Planetas, con un concierto demasiado local, pero dando gusto a sus muchísimos fans. Fue muy curioso ver el cambio de público cuando estos terminaron, la mayoría de los españoles abriendo paso a los otros colectivos fuertes en asistencia a este festival, franceses e ingleses. Siguió Radio 4 con un concierto bastante correcto, con momentos altos en temas como Party crashers, Absolute affirmation o Dance to the underground. El cansancio y el deber de madrugar al día siguiente por trabajo, me impidió ver la performance de un exponente del llamado electroclash, Vitalic.
Viernes 27 mayo
Para este día no había entrada. Y tocaba New Order. Junto a una compañera de trabajo nos planteamos la NECESIDAD de colarnos, o al menos hacer el intento. La deserción a última hora (por motivos de fuerza mayor) de Gracielita me dejó solo en la aventura. De alguna forma mi asistencia del jueves sirvió también para inspeccionar las posibilidades de esta colada. Luego de un primer intento fallido, terminé uniéndome a un grupo que de a pocos se fue haciendo mas grande (seguro fuimos alrededor de 12 en algún momento). Todos con el mismo objetivo. Rodeando el recinto, terminamos en el intercambio vial, por debajo de la plataforma donde todo ocurría, y así, casi de casualidad, nos topamos con el acceso vehicular a una de las edificaciones del Forum. Mayor fue nuestra sorpresa, al encontrar este ingreso tan obvio con la reja entreabierta. Tres chicas inglesas fueron las primeras avezadas en meterse corriendo a la edificación en cuestión. Del grupo espontáneo de usurpadores, solo nos animamos 5, sin saber, a ciencia cierta, a donde nos llevaría el meterse en esa obra aún sin terminar. Terminamos en un corredor larguísimo y oscuro, por el cual continuamos por unos 15 minutos hasta el final del mismo, donde habían algunas ventanas a través de las cuales se divisaba ya el interior del recinto, más no del festival. Las 3 chicas cometen el error de dar marcha atrás y buscar algún otro acceso, cuando a los pocos minutos doy de golpe con el hueco de la escalera (aún me queda la marca en la rodilla). Descenso y al final de la misma, puerta antipánico que finalmente nos saca del enorme edificio. A la salida del mismo, una rampa lateral externa parece ser nuestra ruta a la gloria, para superar, mientras se subía, los 8 metros de muro. De los 5 primero suben 2, luego otros 2, ante mi cautela que me invita a esperar a ver que pasa. Al pasar los minutos y no ver de vuelta a los compañeros de viaje, decido subir también. Final de la rampa y el muro se reduce a poco más de 2 metros, con la sorpresa ante la ausencia de gente de seguridad. Con la invaluable ayuda de otros desconocidos logré saltar el último escollo y estar finalmente donde minutos mas tarde tocaría la mítica banda de Manchester.
Incursión al margen, vino New Order, con un concierto mucho mas rockero de lo que uno podría esperar. Intercalaron canciones de su último trabajo (bastante flojito), con otros clásicos, con puntos cumbre, de conexión con el público que llenó el recinto (que no se volvería a llenar después), como Blue Monday, Regret o Bizarre love triangle. Incluso tocaron un par de Joy División, como para terminar de meterse al público en el bolsillo (a pesar de una no muy afortunada interpretación) Transmission y, sí, esa misma que están pensando. Al final de un concierto un tanto irregular, yo me quedo con canciones inesperadas como Love vigilantes o Temptation. La noche, igual, ya estaba saldada. Terminado New Order la masa se dispersa y yo opto por ver, sentado en tribuna, a Mercury Rev a la distancia. Sentimientos opuestos con New Order, Mercury Rev solo me interesa a través de su último disco, del cual echó muy poca mano en su performance, recurriendo mas bien a sus clásicos en tono bastante épico, para deleite de sus fans y aburrimiento de los demás. Según horario, tocaba saltarse a otro escenario, donde tocaba otra irrupción musical interesante de este año en curso. Tomen nota de Whitey y su album debut “The light at the end of the túnel is a train”, un rock con bases electrónicas, que recuerdan al Beck de sus primeras incursiones a veces y otras a NIN o a Prodigy (¡no al actual!). Pero el horario falló y solo alcancé a ver los 2 últimos temas de los liderados por Nathan J. Whitey, alcanzando sin embargo a disfrutar de Nonstop. Ese adelanto de horario me llevó a la fuerza a ver a Human League ¡Eso sí que fue teletransportarse a los 80! Nunca fui muy fan de los citados, pero no puedo negar que me divertí con esas canciones tan típicas de Bauhaus* o Nirvana* (en su época), con esas coreografías, vestimentas, instrumentos... ¡Hacía demasiado tiempo que no veía a alguien tocando uno de esos sintetizadores portátiles! En fin, buen cierre.
Sábado 18 mayo
Luego de 2 largas noches musicales, el cuerpo ya empezaba a sentir los estragos. Pero eso no fue suficiente para planear una segunda incursión (con el aliciente de ya conocer la ruta), esta vez con el apoyo de 3 compañeros del Master (2 belgas y un portugués), con el motivo principal de ver en vivo a Echo & The Bunnymen, nada menos que en el Auditori, dentro del famoso edificio azul de planta triangular de Herzog & De Meuron. Esta vez con la complicidad del responsable del bar situado en la esquina de nuestro último obstáculo (¡nos obsequió cerveza felicitándonos la hazaña!), llegamos justo a tiempo para ver a Ian MacCulloch y su banda en un espacio tan amplio y de tan buena acústica. Mi nostalgia ochentera se vio mas que gratificada al oír lo mejor de esta banda: The cutter, Rescue, Killing moon, Lips like sugar, Seven seas, The Promise, Back of love, Bring on the dancing horses y obviar temas mas recientes, poco afortunados en su mayoría (con la excepción de Nothing lasts forever). Cierto que la voz de MacCulloch ya no es la misma, algo que igual fue cubierto por un desempeño impecable de la banda. Incluso se dieron el lujo de meter extractos de 2 claros referentes del frontman en cuestión: Jim Morrison (Roadhouse blues) y Lou Reed (Take a walk on the wild side).
Del Auditori al escenario principal, donde tocaba el cabeza de cartel de la noche, Sonic Youth. He de reconocer (con riesgo a ser apedreado) que nunca fui muy fan de estos. Y que la extensión de muchos de sus temas en vivo y el exceso de feedbacks (marca registrada, ya sé) me llegaron a cansar en un momento. Por ahí se dejaron escuchar temas clásicos como Teenage riot y otros tantos de sus albumes recientes. Terminan los bostonianos y salimos rumbo a la misma carpa donde Whitey tuvo que adelantar su performance, para ver a Out Hud. Carpa que se quedó chica para la cantidad de gente que enganchó con su electrónica dance, tan cercana a !!! Concierto para que bailase toda la concurrencia. Lo que vino después ya solo fueron ráfagas e idas y venidas de uno a otro escenario. Los resucitados Gang of Four con su postpunk de onda dark ocuparon el escenario principal, ya ante un público bastante disperso. Curiosidad por ver a Oslo Telescopic en tal vez el mejor escenario del recinto (mas alejado, mas íntimo, pegado al mar), no resuelta al ocurrir otro cambio de horarios, que nos llevó a toparnos con un tal Daniel Darc poco innovador. A estas alturas, el cansancio sumado a un incidente con el camarada portugués, nos obligó a abandonar el festival, quedándome con la curiosidad de ver a la cantante de The Go!Team, que dicen estuvo misma cheerleader al frente de la banda. Lamento no haber podido ver a otras bandas de interés que también se dieron cita en el festival, como Broken Social Scene, Ron Sexsmith, Nouvelle Vague, Parker & Lily, The Married Monk, Tortoise y locales como Mercromina o Sr. Chinarro. Pero, muy en especial, una pena perderme a la banda escocesa The Wedding Present, vueltos a reunir, con discazo bajo el brazo, debido a que alguien tuvo el mal tino de poner en el mismo horario a Echo & The Bunnymen. Para otra vez será. Pero la colada no la repito, lo prometo.
* Para los que no sepan, Bauhaus y Nirvana solían ser las discotecas alternativas en Lima, manteniendo siempre la tendencia de la música new wave ochentera, en todos sus matices. Ahora solo subsiste la primera. La otra fue vilmente transformada en lavandería.
8/29/2005 08:41:00 AM
Categories:
conciertos.
Author: suitaloon