Oscilaciones Sonoras a 38°00’ Latitud Sur (Parte 1)

Festival SónarSound Buenos Aires (Marzo 2006)

Lo que hace interesante la rutina diaria es mantener constantes obsesiones, que por minúsculas que sean, siempre andan rondando, desarmando el orden habitual. Una de esos temas que repetidamente activaba aquella sensación de ansiedad cada inicio de verano europeo era el festival Sónar que se realiza en Barcelona, donde los mejores creadores (y mezcladores) de música electrónica se juntan en 3 días con alternativas desde el más clubber al más vanguardista. Con la propuesta mas importante de la escena electrónica en el mundo, los críticos y organizadores del evento (Advanced Music) lo denominan "el" Festival de Musica Avanzada y Arte Multimedia - y probablemente tengan razón-. Definitivamente la calidad de las propuestas y estilos (han pasado desde el terror neuronal de Coil hasta el glamour party de Miss Kitten – que le ha acarreado las fuertes críticas por el tono de arty party del festival en los últimos años -) que durante 36 horas transforma a los asistentes en una comunidad electrónica, donde comunes se entrelazan con artistas, productores, DJ’s y empresas en un escenario abierto a la interacción.

Luego de algunos años al otro lado del Atlántico, un aura de decepción me rondaba, pues nunca llegue a estar en ese festival por distintas razones; pero con el antecedente de los Sonar Events alrededor del mundo, la esperanza de un newsletter sobre algún evento en Sudamérica era permanente. Es así que me entero de que una versión 2006 del Sonar Event se realizara en Buenos Aires, casi dos años después que un cartel absolutamente impensado para Latinoamérica (LCD Soundsystem, Akufen o Four Tet por ejemplo) se presentara en Sao Paulo. La decisión de pedir vacaciones, y dejar Lima por un fin de semana, estaba tomada.

Ya habían pasado tres días bastante agitados en la ciudad porteña, cuando nos toco trasladarnos el sábado en la noche a Costa Salguero para asistir a este festival que no solo nos proponía una velada de buena música avanzada – que tal cliché -, sino también de expresión de arte multimedia, el cual tiene un papel preponderante no solo como complemento de las propuestas sonoras, sino donde las imágenes funcionaban como piezas con vida y concepto propio.

Con el fin de hacer tangibles las diferentes propuestas del festival, la organización no tuvo mejor idea que dividir (como es usual también en Barcelona) en tres espacios bastante individuales, bajos los conceptos de Sonar Club, Sonar Park y Sonar Cinema.

El primero con un cartel bastante orientado a propuestas mas de cara a la pista de baile y a pureza alectronica: el techno house de Laurent Garnier como plato de fondo, con la previa del techno plastico de Isolée y el dub tecnológico de los ingleses Plaid , además de los beats del local Carlos Alfonsin. Sonar Park nos ofrecia propuestas electrónicas menos ortodoxas, como su propio nombre nos aconseja, busca la congruencia de estilos, como en un parque con una diversidad amplia, buscando opciones sonoras (y además visuales) que tomen influencia del hip hop y cultura de la calle (DJ Yoda), eclecticismo sonoro (Darshan Jesrani), post punk (Colder) y repeticiones tropicales (Diplo). Finalmente Sonar Cinema, nos dio la oportunidad de tener en Latinoamérica, diferentes trabajos de donde el sonido era la temática general, sin importar si provenía de instrumentos (Cinema Concrete), como respuesta de la calle (Blue potencial / Jeff Mills) o de la agitación regular de esta vorágine llamada sociedad (Tokio Noise).

La noche comenzaba con sus diferentes propuestas, las cuales teníamos que empezar a degustar. Primer destino la mitad de Metro Area y su sorprendente gusto musical
.
Pagina Web del evento:
Pagina de Sonar: