Shut the monkey

Concierto de St. Vincent. Rotown / Rotterdam, diciembre 2007

Las cosas llegaban a su fin, luego de una empeñosa y derrochadora en emociones presentación de Annie Clark, en esta, su primera aparición por tierras holandesas. Un público muy entusiasta (de la mitad para adelante de la platea, porque de la mitad para atrás la gente no paraba de hablar y no se enteraba de nada) la había hecho volver para un bis, esta vez ella en solitario. Entonces trató de dar un discurso, partiendo del manido de preferir el público de aquí que al del país del que venía de tocar (Gran Bretaña) y luego, aclarando su procedencia: Dallas, Texas. Ante lo que algunos contestaron que algunos raros "woo!", que desconcertaron por igual a la que se fuera haciendo conocida al lado de Sufjan Stevens. Primera vez que escuchaba que le celebrasen de donde viene, que es de donde también viene ya sabemos quien. Entonces un iluminado le preguntó: "Who did you vote for?". Titubeó y pensó por unos segundos una respuesta ingeniosa: "I would vote for a monkey, if it wasn't for George Bush!", para luego seguir con una serie de epítetos que nunca se quedarán cortos para tan nefasto personaje.

Pero en el bis, como en alguna otra canción que decidió también quedarse a solas con su guitarra, la performance no salió tan bien. El sonidista nunca le hizo caso ante los constantes pedidos de subidas de volumen y sus emulaciones a PJ o a la Wright se quedaron un poco eso. Con banda, eso sí, la cosa marchó bastante mejor, mejorando la puesta en escena lo expuesto en estudio en el "Marry me", donde la producción peca de convencionalismos. Algo fácil de apreciar en el directo de temas como Jesus saves, I spend (gran título), Now now, Your lips are red, Marry me, All my stars aligned, Human racing, por mencionar las que mejor sonaron. No tanto así en el tema más fuerte en el largo, Paris is burning, donde el juego aquel de los micrófonos no siempre salió como debía. Grandes músicos acompañantes, hay que decirlo.

Por otro lado, antes de todo ello, que al fin y al cabo fue la razón por la cual arrastré a mi mujer hasta Rotterdam en medio de una tormenta, asegurándole que no se arrepentiría, se nos ponía delante Matthew Thomas Dillon y su proyecto Windmill, con ese peculiar falsetto, que a veces puede ser hasta risible, comparable tal vez al de David Baker (Mercury Rev). Solo él a los teclados y un entusiasta baterista, hicieron bastante más gratas las canciones al desnudo, contraponiéndose al disco, en donde se exceden en ornamentos de cuerdas, vientos y coros. Aunque el pequeño y bromista Matthew nos aclaró que la chelista los dejó tirados a último momento del tour por ser una alcohólica (sic). Tanto así que hasta una canción le dedicó improvisando letras que ponían al descubierto las posturas sexuales preferidas por la ausente música. Claro, como no estaba para defenderse.

St. Vincent - Paris is burning (Dumbo session in Brooklyn)