Navajas virtuales
THE KNIFE - "Silent Shout" (2006)/ Mute
Entre la opresiva soledad de un castillo medieval de Estocolmo, el obligado abandono de una factoría y los circuitos integrados de una laptop, se llevó a cabo la grabación del álbum, aunque la escenografía intimide la noche. Con los pulmones impregnados de dióxido de carbono y, literalmente, polvo de ladrillo con siglos a cuestas, la electrónica bastarda de los hermanos Olof y Karin Dreijer rescata en banda ancha desde el tardío y mas asquerosamente comercial euro-dance, ritmos y sintetizadores eufóricos que son estruendos incesantes en cerebros intoxicados. Criaturas deformes que se esconden en el día entre bosques cubiertos de nieve, en la noche bajo las luces dicroicas que avivan la lujuria de una disco.
Parecieran surgir como mostruos de las paredes, como cientos de sombras negras enanas que desaparecerán cuando quites la vista del monitor. La voz de Karin varía con el uso de herramientas cuya suerte solía estar exclusivamente dedicada a las guitarras y teclados. Acompaña este revestimiento una especie de trasmutación que no había oído antes, un exorcismo la hace delirar y empezar a reclamar que quiere recuperar el control de su cuerpo, que sueña con que se le caen los dientes, que baila y canta por dinero que le quema las manos, que cada mes cuida de su período y lo colecciona en tampones azules, que hay un comunista en su familia y que la obligan a usar una máscara; he sentido algo muy cercano al miedo, pero algo mas al encanto.
Sus letras envuelven tus pensamientos como gotas de sangre infectada resbalando en concreto, sus ritmos electrónicos sacuden el óxido de los clavos al contacto del martillo. Todas ellas hurgan memorias que prefiero callar (sobreviví al Deep Cuts, álbum anterior, pero Heartbeats dejó cicatrices que aun no cierran: yo también conocí la mano del diablo, también mostré dientes de lobo a alguna inocente que me amó. Deberé recordarla de nuevo?).
Se ha hecho demasiado tarde para el ruido ambiental externo; solo el zumbido del fluorescente llena los intervalos del disco, para ser atacado de nuevo por ese arsenal digital. Karin, entre cacofonías y armonías propias de una adolescente en ácidos, advierte "I've got mace, pepper-spray / And some shoes that runs faster than a rapist rapes/ What I need is chemical castrations, hope and godspeed".
He abierto la boca y creí expulsar el horror. Aún tengo los caracteres binarios de esta página como registro de mis temores. Pero de aquello que quiso ser grito, solo quedó el silencio.
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THE KNIFE - WE SHARE OUR MOTHER'S HEALTH
Me parece terrorífica la música (y el vídeo) de esta gente... y espléndido tu esfuerzo para retratarla.
Saludos desde el otro lado del charco, Chato. Cuídate.
pues mas q terrorifica,
cuando escucho the knife,
las autopistas automaticamente se tornan de doble sentido