Gente zombie
Concierto de Parts & Labor. Ekko / Utrecht, junio 2008
Para entendernos y siguiendo con lo que dejé dicho en mi post anterior, el regreso a los Países Bajos, luego de la estancia en Barcelona lo programé casi frenético, en cuanto a lo que conciertos corresponde. Llegaba a Schiphol (Amsterdam) el jueves y ese mismo día tocaban los Tapes n' Tapes en Rotterdam, una banda que tenía muchas ganas de ver en directo, desde su gran álbum debut hace un par de años (el último y más reciente ya no lo es tanto). Al viernes siguiente iría a Utrecht a ver a Beach House (creadores de uno de los discos con más sentimiento de lo que va del año) y el sábado tocaba la sala Paradiso (Amsterdam), para ver a una banda revelación: The Dodos.
Y como, ya me suele pasar, solo cumplí con uno de los 3. A los primeros no los ví porque el concierto arrancaba una hora luego que yo aterrizaba. Pensé que si salía rápido del terminal y cogía el primer tren, con la maleta a cuestas, podría llegar justo. Pero más pudo mi cansancio y las ganas de estar de vuelta a casita y me tiré para atrás. A los últimos no fui por simple dejadez (y por el viaje que siempre me supone irme a la capital). Me quedó Beach House, que hicieron una muy corta presentación (sin bis) ante un escaso y bastante indiferente público, gente que seguramente asistió más bien a ver a los teloneros (una banda local sin mucha gracia). Esto al parecer afectó los ánimos de una medio borracha y ronca Victoria Legend, que en algún momento tildó al público de zombie.
No sería así con Parts & Labor, en el mismo local, un par de semanas después. Bueno, es obvio que la propuesta musical va por otros rumbos, así que tal vez las comparaciones no vengan al caso. Aquí también nos tocó sufrir a unos inocuos teloneros, We Love People in Bearsuits. Especie de mezcla entre The Faint (siendo benévolos) y Rammstein (no siéndolo). Esta vez, la gente, que nuevamente estaban ahí para ver a la banda local conectaría mejor con la propuesta de los neoyorquinos, que trajeron un par de nuevas caras a cuestas. Sarah Lipstate, una agraciada guitarrista que no fue sino hacia el final que cobraría algo de protagonismo, en que cogió un efecto como uña y empezó a darle a la guitarra mientras se agitaba meneando la melena. Durante el resto del concierto la susodicha estuvo más bien hacia un lado poco iluminado del escenario, con un claro perfil bajo.
La otra nueva incorporación era el baterista, Joe Wong. A primera impresión , ver a un tipo con pinta de profesor de física y atuendo un tanto formal, colocarse al mando de las baquetas nos dejaba dudas. Las cuales quedaron borraras de pleno con solo arrancar la fiesta con Fractured skies. Aunque también era obvio que una propuesta como la de esta gente, que se centra tanto en los platillos y tambores, no la podían dejar en manos de un "newbie". El hombre no bajaría el ritmo en todo el concierto, derrochando maestría. Y, por supuesto, los que son el alma del grupo, los frontmen, Dan Freil (que camufla su poca agraciada voz con los efectos) y el bajista y otra voz, B.J. Warshaw, estuvieron también muy arriba. Lo único malo tal vez haya sido que el apabullante ruido a veces se comiese lo ofrecido por las voces, que pocas veces llegaron al mismo nivel. Se dejaron oír New crimes, The gold we're digging, Brighter days, Vision of repair, entre sus mejores hits, junto a material de un prometedor nuevo disco que amenaza caer antes de fin de año, dentro del derroche de energía y sudor que la banda ofreció y que la gente zombie correspondió.
Fractured skies @ Dange Danger (Philadelphia, USA)