El tesoro de la juventud

PROSPERIDAD / Carlos Herrero. Ed. Barataria. España (2007)

Oscar Malca ¿Alguien se acuerda de él? Yo a veces. Aquel ocasional crítico de música al que sin querer queriendo le salió un libro casi generacional: Al final de la calle. Ya sé. Algunos dirán que exagero. Como una amiga mía, también ocasional y alguna vez (tal vez hasta hoy) prófuga de la justicia: No es para tanto -con mueca de condescendencia-. El caso es que Malca logró retratar el tan mentado "no future" en un puñado de losers desempleados del gris barrio de Magdalena en Lima, entre consumos de estupefacientes y grandes dosis musicales ochentosas. Era la época, pues. De esto se hizo una película de la cual prefiero no acordarme (ay!, el cine nacional...) y el Sr. Malca desapareció por un tiempo, hasta volver después de unos años y con nuevos bríos a... dirigir la revista Somos (suplemento sabatino de El Comercio). Como bien me diría mi hermana, por otro lado: Es que uno se hace mayor, crecen las responsabilidades y hay que pagar los recibos.

El caso es que tal vez a partir de esta única novela me dio por consumir literatura de temática similar. Escritores jóvenes, contemporáneos, que retrataban el mundo que tenían alrededor con un realismo bastante sucio, como diría Rem Koolhaas, aunque refiriéndose a otra cosa. Así di con Fuguet (Mala Onda, en especial), quien cambió la clase media venida a menos limeña por la santiaguina clase alta y sus desfaces. Y también me topé con otros tantos que hicieron más bien ejercicios de imitación, con resultados desiguales. De más esta decir que toda esta gente bebía a grandes sorbos de J. D. Salinger y su ventiúnica The catcher in the rye.

Es así que todo este tiempo en España estuve buscando algún talento autóctono que defendiera la causa con honor y casi ya de salida me encuentro con este Carlos Herrero, 2 años menor que yo y quien a mucha honra exhibe en la solapa: "...ha desempeñado una variedad de ocupaciones a cual peor remunerada; de repartidor de periódicos a dependiente de cibercafé, chico de la limpieza, teleoperador o almacenero de IKEA. Fue además miembro del equipo nacional de gimnasia artística masculina entre 1989 y 1999, actividad con la que logró algún que otro trofeo." En parte por esto y por la reseña a favor que le hicieron en la go mag, me terminaron por convencer de hacerme con el libro.

Y el resultado no puede haber sido mejor. Carlos es un madrileño de ventitantos, estudiante de informática por descarte y borracho empedernido, vive aún con sus padres y mata el tiempo con sus amigotes, igual de desesperados y aburridos que él, en medio de vanos intentos para superar su nula conexión con el otro sexo: Carlos las elige gordas, pensando que así será más fácil el éxito. Poco después las cambiará por putas, en donde no duda al citar a Houellebecq (otro punto a favor) y sus teorías de la sexualidad y la jerarquía social. Sus frustraciones cobran una dimensión exagerada, las mismas que no le permiten mirar más allá de su ombligo, mientras su realidad familiar y la de su entorno se va deteriorando a pasos rápidos.

Claustrofóbico y pesimista a trozos iguales, el mileurismo, la indiferencia e ineficacia de la Seguridad Social (me ha tocado vivirlo), la prepotencia policial, el racismo, chorrean a borbotones dejando pocas contemplaciones para con el lector. Y pensar que es su debut. Vamos a ver como la hace en un futuro que se presenta más que promisorio. Tal vez hasta para que el hombre pueda pagar sus recibos.

  1. Comment by Anonymous on Nov 12, 2007, 9:35:00 AM  

    nunca habia escuchado de este tio, pero tengo que felicitarte suitaloon porque cada vez escribes mejor y te reconosco desde la primera linea, ojala algun director de revista te descubra y te ayude a pagar los recibos.por otro lado, que pasa con el cine? viste la ultima de wes anderson?
    saludos
    maus

  2. Comment by suitaloon on Nov 12, 2007, 10:22:00 AM  

    Me ruborizas, maus
    PD. La última de Wes Anderson aún no llega por acá, pero estoy al acecho. Así como atrás de la última del otro Anderson (que he de reconocer que me gusta más), Paul Thomas.