Lima vista desde una ventana en el centro
Algo esta pasando en Lima. En los últimos meses estamos ante una eclosión de propuestas arriesgadas, que nos hablan no solo de la necesidad de un grupo de jóvenes de buscar (o crear) nuevas experiencias, sino también de la personalidad de esta nueva generación de músicos (muchos de ellos amateurs), que pudiesen ser los “techno-rebeldes” de nuestra peruana y particular “Tercera Ola”. El proyecto Ida es una de esas iniciativas que se salen del molde del circuito underground “tradicional” de Lima, con una producción electrónica hecha en casa, la ideología “do it yourself” y sumergida en todos los héroes que los han nutrido a lo largo de los años. El cóctel resultante nos remite a diversos sabores que hemos probado en los últimos años: desde el lado pausado de Warp, hasta el exquisito ambient y, por qué no, pasando por el minimal techno y el dub ¿Será por eso que el proyecto se considera dentro de una de las definiciones más ambiguas y amplias como el IDM?
Tan ecléctica y variada, “Distancia” nos lleva por once rumbos distintos para apreciar la variopinta realidad limeña. Grabado en un departamento en el mismo centro, este álbum contiene, inclusive en forma subliminal, muchos de los sonidos anónimos de la ciudad. “Larga Distancia” con sus sobre expuestos bajos y secuencias industriales nos aterriza en el caos urbano donde ese “lonely” suena a íntimo desgarro; el dub de “Cutícula” nos da a conocer esos barrios hundidos donde no debemos caminar en la penumbra, mientras que clásica electrónica “inteligente” de “Buscándote” nos lleva por los suburbios opuestos de la ciudad. La marciana (también lo digo por Mouse on Mars) “¿María?” con sus voces y ondas radiales, nos atrapan en un tumultuoso túnel de desesperación. Ya me siento en la misma calle. El desencanto de “Dorsal” suena a dulce redención, y finalmente “Distancia Azul” y “Bucal” nos llevan a una algo neurótica pista de baile inundada de minimal y micro.
Este álbum es abstracción frontal y directa (casi sin pulir) - de igual impacto en sus presentaciones en vivo (principalmente en 767)- donde las bases electrónicas dejan el campo libre a las improvisaciones de voces, sámpleos, toda clase de ruidos y otros instrumentos rodeados del influjo de una ciudad como Lima. De lo mejor del año pasado, es soundtrack de nuestra realidad. Definitivamente esta pasando algo en las calles.
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